Es que ¿En donde quiere que lo ponga? ¡Es totalmente estúpido! Y sí, estoy escribiendo esto para sacarlo fuera porque me parece mal gritar, no quiero llorar y creo que debo dejar de romper cosas cada que me enojo. Dejé el libro en el asiento trasero del carro porque no me quería bajar con él, ni modo que lo estuviera cargando toda la misa. Por la misma razón, para que no se maltratara, no lo eché a la mochila, es una vil bolsa y sé que se doblará o algo si lo meto ahí. Por otra parte ni modo que lo dejara en el piso o en las bolsas detrás de los asientos, regresamos a lo mismo, el libro se maltrata. Por eso lo dejé en el asiento de atrás. Porque para mí es la mejor opción, porque no le estorbaría a nadie, porque yo lo volvería a agarrar y lo traería sobre mí el resto del camino.
Acepto que cuando me subí al carro estaba entretenida comiéndome una nieve, eso me distrajo y no noté que el libro ya no estaba, pero si hubiera estado ahí yo estoy segura que de inmediato lo hubiera tomado, pero no estaba. Alguien deliberadamente, en su arrogancia e ignorancia lo vio totalmente solo y desprotegido sobre el asiento junto con el suéter que ahora visto, lo tomó y lo arrojó a la cajuela. ¿Qué clase de persona arroja un libro así nada más? Sin que le importe lo que le pase, sin que le importe que se doble o sufra, sin que le importe quién era su dueño. Bueno, yo lo sé, una persona que lleva mi sangre, que convive conmigo y que seguramente le importa un comino lo que pase con un libro, porque nunca los ha amado, no los lee, no conoce su magia, no sabe que son amigos fieles y frágiles, y no sabe el dolor que se siente al ver un libro maltratado.
Yo en mi ingenuidad me sentí con todo el derecho de reclamar y pretender que esa persona se diera cuenta de su falta, de las consecuencias que pudo haber tenido esta, y que se arrepintiera. Pero entonces todo se volteo contra mí, yo fui la peor y más responsable de todos por haber dejado el libro donde “estorbaba”, y todo lo que ESTORBA se tira para atrás. Me indigno y reclamo, pero me canso y frustro al ver que no servirá de nada. Es entonces cuando me voy a quejar a estas páginas, que nunca me reclaman y que parecen entender. Pero eso me hace repetir mi pregunta ¿En donde chingados querías que pusiera el libro?
Lourdes Patricia Ramos Corrales